Seguramente has tenido alguna vez esa sensación de: ¿¡otra vez me está pasando esto!? Sobre todo, cuando se repiten situaciones o repites reacciones que te incomodan, que te dejan en una posición en la que no quieres estar o te bloquean o limitan. Cuando nos cansamos de repetir situaciones no deseadas, empezamos a cuestionarnos, a querer cambiar. Y muchas veces no es tan fácil como simplemente querer, querer cambiar.

Los patrones repetitivos son aprendizajes. Son aprendizajes de la infancia y se generan por necesidades reales sentidas en su momento. Necesidad de apoyo, necesidad de afecto, necesidad de aprobación, necesidad de reconocimiento, o sea, amor.

Cuando sabes que alguna de las respuestas da resultado, lo repites y se convierte en un patrón, de pensamiento y de comportamiento, pues el entorno te va confirmando que es por ahí. Eso es inteligencia adaptativa. Es decir que son mecanismos creados para obtener amor en las circunstancias que nos toca vivir. Y esos patrones van configurando nuestra forma típica de responder a los estímulos del entorno.

Perls, en su libro “Dentro y fuera del tarro de basura” (1975), sostiene:

“Las repeticiones son inversiones en favor de la conclusión de una Gestalt para poder liberar las energías propias, para crecer y desarrollar. Son las situaciones inconclusas las que detienen la obra: ellas son obstáculos en el camino de la maduración”

Ahora bien, cuando creces empiezas a usar la inteligencia creativa. Es decir, cómo creas tu realidad. Una inteligencia no condicionada, sino conectada; libre para crear con conciencia.

“La inteligencia adaptativa es para sobrevivir en el medio ambiente. Y gracias a eso estás hoy aquí. La inteligencia creativa es para expandir tu potencial. ¡Y por eso estás aquí también! Todo es perfecto, todo es evolutivo, todo es amorosamente cierto” (canalizado de mis Registros Akashicos). Entonces la actitud recomendada es no rechazar nada ni enojarnos con lo que repetimos tantas veces. Sino aceptar y agradecer lo vivido y aprendido. Estamos donde estamos gracias a las dos inteligencias, la adaptativa y la creativa.

Y esta capacidad creativa es la que nos permite evolucionar, “de reptiles a Ángeles.”

Es decir, de la inteligencia reptiliana, primitiva, adaptativa a la más sutil, la del amor incondicional, que nos permite vivir en una frecuencia más elevada, como los seres espirituales que somos.

¿Por qué entonces seguimos repitiendo patrones que ya no nos hacen falta?

Porque la inercia es también una necesidad de adaptación, de economía de energía. Los patrones se instalan en las células, en la química, en la biología. No basta entender, no basta saber. Hay que cambiar el chip en todos los niveles. Siempre queda lo aprendido como herramienta y posibilidad. Es parte de nuestro bagaje cultural existencial. Nada se deshecha, todo se transforma.

Y aquí recuerdo al biólogo Humberto Maturana, a quien admiro y estimo desde hace muchos años, quien afirma que la cultura se va construyendo en las conversaciones, el lenguaje. Y “el lenguajear” depende de lo que queremos conservar, lo que la humanidad ha querido conservar. Conservar es un concepto clave, y depende de la emoción. Quiero conservar lo que me agrada, lo que me da placer o me da seguridad.

Sabemos cómo los programas quedan grabados en el inconsciente y en la memoria celular.

Y por ello es importante que un proceso terapéutico tenga un abordaje integral, que transforme nuestros pensamientos, nuestra manera de sentir y nuestros comportamientos.

Y así, en lugar de estar al servicio de los “patrones repetitivos”, automáticos, responder desde la conciencia. Si no somos conscientes, los patrones adquiridos nos manejan, pero una vez que nos damos cuenta, nos volvemos dueñ@s y responsables de nuestras respuestas, de lo que pensamos, sentimos y hacemos. Al fin y al cabo, “no repetimos experiencias para sufrirlas, las repetimos para trascenderlas”.

Patrones y carácter

De alguna manera, si podemos distinguir tipos diferentes de carácter, es en base a ciertas regularidades. O sea, patrones de conducta que observamos y que responden a patrones de pensamiento y a un repertorio de emociones.

Voy a apelar aquí a las observaciones realizadas por un grupo, con el que estábamos trabajando sobre el eneagrama. Observaciones sobre esos rasgos típicos de cada tipo de personalidad. Las mismas son descriptivas (no se interprete juicios de valor en ellas) y surgen de una dinámica vivencial realizada con el grupo. Precisamente sobre la temática de cómo es el funcionamiento de cada eneatipo al estar en un grupo.

Eneatipo 1

  • Aporta claridad y transparencia
  • No permite desvíos, va al grano
  • Crítico y tajante
  • Ácido
  • Aporta discernimiento, distingue

Eneatipo  9

  • Media en los conflictos
  • Concilia frente a dificultades y tensiones
  • Pausa para reflexiones
  • Postergador
  • En el ejercicio del poder busca consensos, escucha a todos/as, da participación, trata de aglutinar

Eneatipo 5

  • Están lejos
  • ¿No generan vínculos? – son distantes, no demostrativos
  • Suelen colocarse “abajo”- no necesitan ser líderes y no sobresalen en el grupo
  • Ven desde otro lado
  • “dentro” – comprometidos con la actividad

Eneatipo 7

  • Fuera/dentro, depende del ánimo
  • Cerca/lejos, apoyar al otro para que se sienta bien
  • Motivando a los demás
  • Egocéntrico: “soy yo, estoy acá”
  • Arriba/abajo: desde la animación

Eneatipo 8

  • Lidera con seguridad, desde su lugar
  • Aporta seguridad al equipo
  • Acompaña y protege a los suyos
  • Toma partido y espera que todos lo hagan
  • Generan conflictos

Eneatipo 2

  • Más ejecutivos que los 4
  • Perfección por camino más directo
  • Fácilmente en lugar de liderazgo

Eneatipo 3

  • Líderes

(Se dijo en el grupo que al ser el 3 el eneatipo de la Vanidad y estar tan mal vista la misma en un ambiente eclesial, no se animaron a describirlo, por estar algunos /as describiéndose a sí mismos/as).

Esto es producto del trabajo realizado en un curso que facilité con la Asociación Tacurú desde la Multiversidad Franciscana de América Latina, en Montevideo.  Y si contrastamos esas conclusiones con cualquier libro que describa los eneatipos, veremos gran coincidencia. ¿Te descubres como alguno de ellos? (no figuran el eneatipo 4 ni el 6 porque no había integrantes que se identificaran con ellos). Eso es un primer paso. Qué hay detrás de esas manifestaciones, es un proceso de autoconocimiento en que el eneagrama te lleva a conocer y reconocer tus fijaciones, tu centro de energía, tus motivaciones profundas. Y cuando puedes ver todos estos aspectos, puedes ser el “patrón” de tus actitudes, el “cochero” de tu carro y ¡salir de las repeticiones automáticas!

En otros artículos profundizaré en eneagrama y las fijaciones. Y si deseas acompañamiento personal para esta autoindagación, te cuento que acompaño procesos de autoconocimiento y desarrollo personal en modo presencial u online. Te dejo mi correo electrónico por si quieres ponerte en contacto: akashaenea@gmail.com

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