Estudié Magisterio sintiendo mi primera gran vocación –a pesar de la oposición inicial de mis padres–, y más adelante descubrí mi vocación de psicoterapeuta formándome en Terapia Gestáltica y Eneagrama. Sintiendo profundamente el deseo, la conveniencia y oportunidad de unir estas dos perspectivas -la pedagógica y la terapéutica - llegué a plasmar en un libro[i], junto a Marcos Sarasola, una relación posible entre ambas, el que considero de utilidad para docentes de todos los niveles de enseñanza. Versa sobre el análisis de la personalidad y su influencia en el desempeño de sus roles.

El mismo fue motivo, hace poco, de una conversación inspiradora.

Mi peluquera, que me conoce hace años y se ocupó de mi peinado el día de la presentación de dicho libro, me pidió un ejemplar para tener en la peluquería como lectura alternativa a las revistas habituales. Y de hecho, muchas docentes (mayoría mujeres por razones obvias) lo han conocido allí.

El otro día, cuando fui a cortarme el cabello, se suscitó una conversación, entre otra clienta y colega y una mamá, en la que una de ellas aludió a la importancia de la disponibilidad emocional cuando alguien está en un rol de educador/a. Y realmente es así. Coincido totalmente.

¿Qué es la disponibilidad emocional?

Podemos decir que es una actitud. Un estado. Una disposición de ánimo a recibir las reacciones emocionales del otro, a escuchar su sentir, a empatizar y acompañar tanto la expresión de un espectro de emociones, como sus necesidades.

Citando a Biringen (2000),

Digamos que la disponibilidad emocional es un constructo relacional o diádico que se refiere a la capacidad tanto de adultos como de niños de regular su comportamiento para estar en sintonía con las emociones, necesidades y metas del otro.

Para René Spitz  (1965), de forma similar,

“La disponibilidad emocional es la capacidad de respuesta emocional de una persona y su sintonía con las necesidades y metas de otra, aceptando y respondiendo a una amplia gama de emociones y no solo a la angustia o malestar emocional.”.


¿Cómo podemos los docentes estar con la mayor disponibilidad emocional para con l@s estudiantes?

Un día me decía mi terapeuta –quien también anteriormente había ejercido el magisterio–: “L@s niñ@s son expert@s en tocarnos las heridas”. Como quien dice ponernos el dedo en la llaga. No por molestarnos, sino desde su inocencia y autenticidad, ven nuestros puntos flacos, buscan nuestra autenticidad y por eso nos espejan justo eso que no solemos mirar. Nos obligan a desenmascararnos y hace conciente lo que hemos enviado a la sombra. Léase, lo doloroso.

Y en ese sentido, como docentes, estamos expuest@s a que nos toquen las heridas muchas veces! Por ese motivo, es natural pensar que entremos en modo defensivo, para no sufrir. Como entrando al aula con un traje protector. Sin embargo, la disponibilidad emocional supone una apertura, de ahí la importancia fundamental del autoconocimiento para saber de nuestras heridas y el trabajo personal de sanación. Para no cerrarnos ante esos toques dolorosos y poder estar así disponibles. Con apertura y  capacidad de escucha; empátic@s pero centrados, para que las emociones y demandas de l@s demás no nos embarguen.

El Eneagrama[ii] es un mapa muy concreto y clarificador para identificarlas. Si bien todos los seres humanos tenemos una herida infantil, cada uno de los 9 tipos de personalidad – eneatipo -, tiene una herida concreta. Con el Eneagrama tenemos una gran ayuda para poder identificarla y también una orientación de cómo tratarla y sanarla.

Eneatipo 1: No soy perfecto

Su herida es la no aceptación de sí por considerarse imperfecto, no aceptable tal como es. No se siente suficiente. Es por eso que toda la vida se esmera en mostrarse perfecto, ostentar la razón y ser ordenado, organizado, impecable.

Eneatipo 2: No ser merecedor de amor

Su herida es no sentirse digno de amor por ser quién es y la enmascara con el orgullo de sentirse imprescindible. Por eso se vuelca al amor al prójimo. Así se olvida de sus necesidades y por ende adormece su dolor pro desamor.

Eneatipo 3: No valgo por lo que soy

Su herida es no sentirse valioso por lo que es; por eso trata de ser reconocido por lo que hace y logra, construyendo máscaras para impresionar. Se esmera en recibir aplausos y ser exitoso así siente que es alguien y evita encontrarse con su vacío interior.

Eneatipo 4: No soy suficiente

Su herida es sentirse carente e inferior. Por eso se compara y compite para ser especial. Esto lo lleva a sentirse incomprendido por original e insatisfecho.

Eneatipo 5: No tengo nada para dar al mundo

Su herida consiste en creer que no es correcto sentirse a gusto, por eso evita el mundo y los placeres. Se encierra en sus ideales y se queda solitario.

Eneatipo 6: No soy capaz

Su herida es la falta de confianza en sí y en su entorno, por eso duda y le cuesta tomar decisiones. Trata de buscar seguridad en la aprobación externa y se vuelve dependiente.

Eneatipo 7: No soy único

Su herida es el terror al dolor y la insatisfacción. Por eso evade mirarse y evita dificultades y conflictos, tratando de recrear siempre el “paraíso perdido”.

Eneatipo 8: No me van a pasar por encima

Su herida consiste en defenderse de su vulnerabilidad y sentimiento de debilidad. Por eso busca imponerse y sentirse fuerte para no volver a ser humillado. Lidera y controla para no exponer su aspecto sensible.

Eneatipo 9: No soy visible

Su herida es no sentirse importante, por eso intenta pasar desapercibido, no distorsionar. Se olvida de sí y muchas veces se esconde trabajando mucho, especialmente por los demás.

Un Mapa de Autodescubrimiento 2023 - Seminario Virtual de Eneagrama
Un Mapa de Autodescubrimiento


Propuesta de trabajo sobre la herida infantil

Todas estas heridas se generaron por interpretaciones y conclusiones que sacamos a raíz de eventos vividos en la infancia. En la adultez, aunque las circunstancias y personajes sean otros, seguimos reaccionando por automatismos, en base a esas conclusiones, o – como la sombra del Eneagrama – fijaciones. Y desde ahí reaccionamos. Y eso es lo que captan l@s estudiantes.

Si te has podido identificar con alguna o más de una de las 9 heridas, te pido elijas una de ellas para realizar una meditación sanadora.

Es una meditación guiada por Alicia Soto, directora de la Escuela de Formación de Registros Akashicos de Uruguay.

Es importante que la puedas hacer poniendo foco en un tema. Por ello, primero detecta cuál es la herida con la que te identificas. Luego déjate guiar paso a paso por la voz grabada y ¡ya me contarás! Te dejo el enlace y te deseo lo mejor:

Meditación - Sanar al niño interior - Alicia Soto Ayala - Aletheia
Meditación Guiada por Alicia Soto Ayala Maestra Directora de Aletheia Escuela de Registros Akashicos, en la cual te lleva por los caminos del subconsciente a...


Fuentes

[i] Sarasola & von Sanden; Eneagrama y Educación. 9 formas de enseñar y aprender para la realización del SER; Santillana, Uruguay, 2017. Accede a la versión digital

[ii] Ver artículos anteriores sobre eneagrama

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