La primera vez que oí algo sobre eneagrama, fue en 1992. Haciendo un proceso de autoconocimiento, de nueve meses, intenso, casi al final, el facilitador, menciona el eneagrama y nos adentró mínimamente en él.

Llegué a atisbar que ahí había algo valioso, importante, que ameritaba profundizar.

En las siguientes vacaciones, no recuerdo cómo, en torno al fogón, nos encontramos mis amig@s y yo, leyendo “Carácter y neurosis”, de Claudio Naranjo.

Entre cerveza, fuego y risas, fuimos identificando nuestros rasgos, descorriendo velos.

Y aunque fue en la levedad de una noche de verano en Uruguay, allí ya no me quedaron dudas: el Eneagrama se las trae.

Y en ese momento fue como una toma de decisión rotunda; quería profundizar en esto.

No sabía cómo, pero estaba lanzado al Universo. Había leído o escuchado hablar del Programa SAT, pero me parecía lejano.

Ese año, empecé a trabajar en un nuevo proyecto, al que me invitó Marcos (quien después supe, sería mi pareja) y en el cual me involucré muchísimo (como suele hacer mi eneatipo, supe después).

Un día cualquiera, surge no sé cómo, ese tema esotérico (así se veía en ese momento, lo que después supe se había llamado también cristianismo esotérico): eneagrama.

Me quedé impactada por la coincidencia, por conocer a una persona que sabía de qué se trataba eso y que había llegado por otro camino. Ese tema nos conectó.

Al poco tiempo estábamos él, dos amigos de aquel fogón y yo, haciendo el Protoanálisis (primer nivel del programa SAT), en Brasil. Mis escasos ahorros de entonces fueron invertidos ahí y fue una revelación y un antes y un después en mi/nuestras vidas.

Al terminar, la única idea era que había que seguir: nivel 1 del SAT. ¿Cómo, dónde?, solo el Universo sabía.

Nosotros sabíamos que los libros de Claudio que habíamos leído, eran editados en España. Queríamos acceder a él, a su programa.

En ese entonces no había internet, el correo electrónico no era nada habitual. Marcos registró los datos de la contratapa y recordó: Vitoria-Gasteiz.

“Casualmente”, cinco años más tarde, estuvimos instalándonos a vivir por un tiempo en Bilbao (el universo ya lo sabría, seguro) y llevábamos grabada en  la memoria la contratapa. Averiguaciones, preguntas, aún así, no era el momento, en medio de intentar resolver papeleo y aspectos básicos de la vida cotidiana.

Hasta que… “casualmente”, en una cena de trabajo en San Sebastián, me toca sentarme al lado de una mujer perteneciente a una ONG muy conocida allí, la recuerdo muy seria, casi parca diría, y sin embargo, conversando no sé de qué, surge que ella había hecho el SAT con Claudio Naranjo. ¿¡Eh!? Creo que salté del asiento, me salté los protocolos, la abracé y al instante, sin mediar resistencia me dio los datos de contacto con la organización.

Aún recuerdo su nombre, Mercedes.

Pero aunque seguí trabajando en el rubro muchos años más y ella creo que también, nunca más la vi. De esas personas que tienen un papel en tu vida, lo cumplen y ya. Le llamo un ángel. Gracias.

Y así, cuando tiene que darse, se da (el universo es así). A partir de ahí fue un camino de no retorno. Hicimos el programa SAT en Casagrande, Burgos.

Durante unos años, parte de nuestras vacaciones de verano, era estar 10 días allí, con 80 o 90 buscadores más, reconociendo nuestras máscaras, nuestros dolores, nuestros mecanismos de defensa, sanando los vínculos parentales, meditando, danzando, redescubriéndonos.

A través del teatro, constelaciones, regresiones, supervisión.

Todo al servicio de identificar nuestro eneatipo, sus luces y sombras, sus caminos de integración.

Un trabajo intenso y transformador. Visitando el cielo y el infierno, donde el sudor y las bendiciones las sintieron por igual.

El conocimiento del Eneagrama me abrió una mirada compleja y clara, sobre mí y sobre las otras personas.

Y hace parte de lo que hoy me constituye como persona y como psicoterapeuta, docente y Maestra de Registros Akashicos (1). Aún así, no es una mirada acabada, sino más bien una fuente para redescubrirme desde la conciencia constantemente.

Hoy sé que soy una 6 social, miedosa pero que se arriesga en aquello que le mueve desde el alma; desconfiada pero que ahora desconfía más de su propia falta de fe, que se esfuerza por hacer las cosas como debe, pero se permite hacer lo que debe para ella misma y a su forma, que puede reírse de lo "prusiano" de su carácter y acogerlo con honra en memoria de sus ancestros, que sigue queriendo entender el Universo y que se da cuenta que el “corazón tiene razones que la razón no entiende”, que todas las aristas del 6 tuvieron y tienen una función y que debajo de todas las capas, lo que siempre mi carácter protegió, la esencia.

Me reconozco vulnerable y aprendiz. Caminante de un camino (Gürdjieff diría el Cuarto Camino),  que trascendiendo las fronteras de los egos, me lleva de vuelta a casa. A saber quién soy, realmente. Y recordar que todo@s somos uno. Y por eso estoy aquí, en Via Ayni.


(1) En Facebook Akashaenea, puedes ver el significado de la imagen de arriba. Un símbolo que creé para expresar mi camino realizado e integrar las técnicas que me han ayudado y hoy son lo que brindo al mundo.

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