Se dice que la historia y desarrollo del Tarot ha involucrado las contribuciones de fuentes tanto occidentales como no-occidentales que remontan a la antigüedad, su punto de origen es difícil de conocer.

El Tarot, como lo conocemos hoy en día, proviene de un contexto europeo: un juego de barajas del siglo XIV en Italia y Francia que luego se transformó en método de adivinanza para finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Para ese entonces, era una actividad aristocrática.

Cuenta una leyenda que la historia del Tarot se remonta a las primeras décadas del siglo XIII, cuando los mercaderes del Mediterráneo recorrían la extensa Ruta de la Seda por China, Persia y África, trayendo entre sus pertenencias el primer mazo de cartas conocido en Occidente, llamado Mamluk. Su origen era islámico y estaba organizado en cuatro palos.

Durante el siglo XV, en Europa, a los naipes se incorporó un quinto palo: los triunfos, que eran cartas con dibujos de flores o escenas variadas que resultaban superiores a las de los palos ordinarios. Sus figuras eran casi las mismas que en la actualidad conocemos como los 22 arcanos mayores del Tarot.

Pero hubo un conjunto de sabios que pensaron la manera de transmitir toda su sabiduría a la posteridad y que no hubiera forma de que eso se pierda. Entonces, a través del lenguaje del simbolismo, plasmaron todos esos conocimientos en 22 pinturas que se denominaron Arcanos.

A simple vista es solo un juego, pero para los que saben ver, son portales que se abren a maravillosos mensajes y que bien utilizados nos proporcionan el manejo de los poderes que ya poseemos, pero que no sabemos usar adecuadamente.

Para fines de ese siglo, el mazo ya estaba organizado en 78 cartas: 22 triunfos numerados del 1 al 21, más El Loco, la carta que no tiene número (algunas versiones le ponen el cero -0-), y 56 cartas divididas en 4 palos: Oros, Bastos, Espadas y Copas que van del 1 al 10, más sus correspondientes figuras (Rey, Reina, Caballero y Paje); y empezó a tener otro uso: el adivinatorio.

Aparentemente, era común en las reuniones sociales pedirles a las doncellas y los caballeros que sacaran al azar alguno de los 22 triunfos y a continuación, describir su personalidad o destino en función de la figura elegida.

Así se llega a comprender que de diversas formas, se manejan lenguajes relacionados con la Kabbalah, la Astrología, la Psicología, Espiritualidad e Iniciación a lo Sagrado de nosotros mismos.

Como soy una persona con muchos años de práctica interpretando el Tarot, he podido experimentar las formas en las que la baraja me ha otorgado a mí y a otros un lenguaje para redefinir y reconstituir lo que pensábamos conocer sobre nosotros mismos.

Al leer las cartas a otras personas, he empleado el Tarot para crear un espacio seguro donde mis clientes pueden aprender a descubrirse a sí mismos con compasión y curiosidad.

A ese viaje nos invita el Tarot, un viaje de autodescubrimiento, un viaje de renacimiento, el Tarot te llama. ¿Lo escuchas? Vamos a comenzar definiendo algunos de sus arcanos.

Aracano 0 – EL LOCO

El Espíritu. La libertad. Fluir con la vida. Seguir mi propósito. Lo Supraconsciente. Es lo inmutable, lo permanente, lo eterno, lo real, es el origen de todo el Tarot, nuestro destino final, nuestro verdadero hogar, nuestra verdadera naturaleza, aquello que únicamente puede hacernos plena, total y absolutamente dichosos.

Arcano 1 – EL MAGO

La imaginación. La atención. Concentración. Estar atento al aquí y ahora. No perder detalle. Capacidad de transmitir, ser canal de energía superior. Lo consciente. El Mago es quien domina conscientemente su vida y circunstancias, es alguien que pone en práctica las cualidades mágicas que otorgan el poder sobre la materia circundante.

Arcano 2 – LA GRAN SACERDOTISA

Soy canal. La memoria. Nuestro disco rígido. Allí guardamos las experiencias y todo lo que nos transmiten los sentidos para luego crear. Lo oculto. Lo subconsciente. Su forma de actuar es deductiva y por consiguiente perfecta, en vista de lo que hacemos, pensamos, queremos, etc., solo podemos obtener un resultado, lo que somos y dónde estamos.

Arcano 3 – LA EMPERATRIZ

Soy sentidos. La imaginación creativa. Todo lo atesorado en la memoria aquí crece y se expande en nuevos modelos a través de la imaginación. Una puerta al infinito. Simboliza la mente como instrumento generador de imágenes, es la imaginación creadora. Todo instrumento o trabajo realizado por el hombre es primero un pensamiento.

Arcano 4 – EL EMPERADOR

Soy manifestación. La razón. Volvemos al consciente. Materializamos lo creado en la imaginación. Nuestro poder creador, sintetizador, dar forma. Todo lo que imaginamos con suficiente intensidad tiende a materializarse. La vista. Representa esa facultad soberana, la de buscar fórmulas de acción que, basándose en hechos concretos y reales, nos permitan ejercer poder sobre el ambiente y las personas que nos rodean.

Arcano 5 – EL HIEROFANTE (El Papa, El Sumo Sacerdote)

Soy transcendencia. La intuición. El espíritu que mora en cada uno de nosotros. El Maestro interno. El oído. La voz interior. Representa la figura de quien sabe la verdad, de quien conoce los misterios más profundos de la existencia para establecer contacto con nuestro MAESTRO INTERIOR.

Arcano 6 – LOS ENAMORADOS

Soy elección. El discernimiento. La unidad que se manifiesta en polaridad. Esa unidad se convierte en 3, supraconsciente, consciente y subconsciente, los tres aspectos que conforman un ser humano. El trabajo de la gran obra es la unión de estos enamorados para hacernos conscientes de lo inconsciente. Es alcanzar la esencia de nuestro verdadero YO y trascender toda polaridad.

Arcano 7 – EL CARRO (El Carruaje, La Carroza)

Soy misión. La victoria. Los seres humanos somos tan soberbios que nos creemos algo aparte de la Divinidad y lo estamos buscando fuera. Siempre está en nosotros, es El Loco que nos habita, mora en nosotros. Cuando ese conocimiento se transforma en Sabiduría alcanzamos la Victoria y nos damos cuenta de que Somos Uno, y si somos Uno hay Una sola Voluntad, la Voluntad Divina que se expresa SIEMPRE a través nuestro.

El Mago conduce la carroza (carta I), la mente subconsciente va trazando el camino ante él (carta II), su imaginación le hace ver lo que desea (carta III), su razón le dice como hacerlo, como ir salvando obstáculos (carta IV), su intuición le avisa de peligros y le ofrece posibilidades que desconocía (carta V), y su mente discriminativa le hace elegir el camino adecuado a sus propósitos (carta VI) y con ello el auriga avanza a través de los mundos del tiempo y del espacio (carta VII), de los cuerpos y de las experiencias, hasta el momento en que alcance su meta suprema, “EL INFINITO”.

Es un proceso de conexión. Cuando ponemos atención en lo espiritual, atesoramos en la memoria modelos espirituales, que luego a través de la imaginación creativa transformamos en respuestas a las experiencias que vamos viviendo, generamos modelos de vida espirituales y comenzamos a hacerlos realidad en nosotros mismos, siempre basados en la razón, que es el desarrollo de la visión exacta del Mago, y así podemos escuchar la voz de la intuición que nos permite discernir correctamente entre todas las opciones para lograr la victoria.

Así de simple y sencilla es la propuesta.

Acabamos de recorrer el primer septenario, la aventura continuará...

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