Es bien conocido por la mayoría, que los alimentos son unas de las principales fuentes de energía por medio de la cual, los seres humanos obtenemos los recursos para garantizar el adecuado funcionamiento de nuestros órganos.

Al igual que el oxígeno y el agua, los alimentos, nos permiten reponer el desgaste de “combustible” que se genera en el cuerpo, producto del solo hecho de vivir.  Por eso, aquellos que buscan cambios en su estado de salud, desde mejorar su función cardiovascular hasta disminuir de peso, generalmente tienen en cuenta el aporte calórico de cada alimento, con el objetivo de no exceder sus necesidades energéticas o reponerlas.

Las calorías son la forma en cómo se cuenta la cantidad de energía que posee un alimento.

Y aunque contar calorías no está mal, pues como todo, depende de cada caso en particular, sí puedo decir que no es funcional, pues la energía es la consecuencia que se genera en el cuerpo, producto de la incorporación de ese alimento. Es decir, tú obtendrás energía, sea que te comas una papa frita o un pedazo de brócoli, la diferencia radica en el efecto que se produce en tus células cuando el alimento se integra.

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Por esto, más que saber cuántas calorías me aporta el alimento, lo verdaderamente esencial, es reconocer la calidad de ese combustible, pues al igual que con un automóvil, no es lo mismo usar gasolina corriente, que diésel.
Farmers hands with freshly harvested vegetables. Fresh bio potatoes
Photo by JESHOOTS.COM / Unsplash

Con esto podemos ir comprendiendo que no toda comida es igual a alimento.

Pues un verdadero alimento es el que aporta la materia prima para que el órgano funcione adecuadamente.

Nuestros tejidos están hechos de proteínas, carbohidratos, lípidos, vitaminas, minerales, entre otros, y en la naturaleza se encuentran en el balance exacto que requerimos. Por esto es que, a diferencia de un alimento procesado, los que provienen de la naturaleza, que han estado en contacto con la tierra y el sol, no requieren adicción de proteínas, minerales, probióticos, oligoelementos, etc.

Hungry Monkey
Photo by santiago gomez / Unsplash

Actualmente se sabe que hay alimentos que son superalimentos, pues tienen muchos efectos positivos en nuestro cuerpo al consumirlos.

En forma general puedo decirte que, la comida son como señales que le damos a nuestro sistema inmune, las cuales pueden potenciar su funcionamiento o dañarlo, todo depende de lo que nos metamos a la boca.

Por eso, si estamos en un proceso de sanación, tanto si es físico, emocional o mental, es necesario que le brindemos las herramientas necesarias para que el cuerpo, con su sabiduría ancestral de millones de años de evolución, se repare. Pero si no le damos lo que necesitas, probablemente la recuperación no sea igual.

Y hablo que no importa si tu proceso es físico, mental o emocional, porque químicamente ya se ha comprobado el efecto en el estado de ánimo de algunos alimentos, como por ejemplo el aumento en la producción de neurotransmisores como la serotonina (necesaria para generar estados de felicidad), con el consumo de salmón, nueces, cacao, etc;

Los alimentos que provienen de la tierra, en términos generales, conservan la geometría sagrada que les permite mantener la información en armonía, de forma que se integra al cuerpo de la misma forma. Además que, cada alimento fue diseñado con un propósito, el cual se materializa al consumirlo.
Apple (Tropicana)
Photo by Phillip Larking / Unsplash

El objetivo de este articulo no es decirte como comer, solo pretendo que empecemos hacer consciencia de como comemos y si con lo que nos alimentamos, le estamos brindado a nuestro cuerpo los elementos que garantizan su adecuado funcionamiento.

Recordemos, la madre tierra nos da todo lo que necesitamos para sostenernos, no es necesario buscar en otro lugar.

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