Cuando terminé el primer módulo de la formación en Constelaciones Estructurales, tanto teórico como vivencial, surgió en mí una imagen: la cama elástica. Cuando saltas en una cama elástica, cuanto más profundo vas, más alto llegas. Algo así fue mi vivencia y más o menos es lo que experimento en cada taller que facilito.
El marco teórico y metodológico de las Constelaciones Estructurales, se nutre del trabajo de varios autores y varias fuentes. Pero fue la pareja Mathias von Kibed e Insa Sparrer, alemanes, quien dio origen y fundamento a esta línea de trabajo y su Programa Syst.
Ellos acuñaron el término “gramática de las relaciones”. A partir de la observación y participación en innumerables constelaciones familiares y organizacionales, descubrieron las regularidades en la estructura de las mismas, más allá de las diferencias en los contenidos. Y así diseñaron una serie de formatos para trabajar según qué temas. Se fue originando entonces la metodológica de las Constelaciones Estructurales, que bebió por supuesto, de varias fuentes.
Y esa enseñanza llega a mí, a través de Guillermo Echegaray, español radicado en Uruguay con su proyecto GEYSER.
Recuerdo que, en el segundo módulo, nos dijo: “Yo aspiro a que salgáis con la cabeza amueblada sistémicamente”. Inmediatamente me interrogué: “¿Cómo se hará para pensar sistémicamente?”. En ese momento no lo sabía, pero la capacitación y la práctica han hecho lo suyo.
Un poco más avanzada en la formación, tuve un momento sublime. Me hizo todo el sentido aquello que me repetía mi profesora de Matemáticas en la secundaria parafraseando a su autor favorito: “Las Matemáticas me llevaron a Dios”. Por alguna razón esas palabras me quedaron resonando desde entonces, aunque su significado fueron siempre una incógnita.
Hasta que… Hasta que experimenté la lógica implícita en las Constelaciones Estructurales, en los sistemas. Ese algo invisible, que se hace tan evidente cuando lo sabemos ver, que subyace o sobrevuela, que es de un orden superior, que todo lo incluye y lo organiza para el mayor bien de todos los elementos y los sistemas.
Sentí que había algo divino en cada constelación, la experiencia de contacto con ese algo más grande.
Eso me sedujo profundamente y me anima a seguir trabajando con esta metodología y ofreciéndola a quien esté con intención de evolucionar o hacer evolucionar su proyecto y tenga disposición a dejarse sorprender.
¿Qué rasgos describen el trabajo con Constelaciones Estructurales?
Es un enfoque sistémico:
“Un sistema es un conjunto de elementos interrelacionados entre sí”.
En este abordaje importa la atención a los elementos (cuáles son importantes de considerar en función de lo que se quiere explorar u obtener de la constelación, en qué lugar se posicionan, en qué dirección y con qué sentido), las relaciones entre ellos (distancia, orientación, posiciones y tamaños relativos).
“El todo es más que las partes. Las partes tienen propiedades dentro del sistema que no tendrían por sí solas.”
Cuando se configura la constelación, se habla de la imagen inicial. Es la imagen internalizada que el cliente tiene acerca de su asunto. Ese conjunto que queda conformado en el espacio, le dice algo, le da información. Y cada elemento aporta también información por estar en determinada posición en dicha configuración.
En el proceso se realizan si es necesario intervenciones, para propiciar el proceso que conduzca a la imagen final. Esa en la que cada elemento encuentra su mejor lugar.
Percepción representativa:
La percepción representativa es la forma en que los representantes en una constelación, nos aportan la información que surge del sistema y que captan por el hecho de estar ocupando una posición determinada en representación de un elemento concreto.
Esa información se recibe en forma de:
🔸 Sensaciones (calor, frío, temblor, rigidez, cansancio, temblor, lejanía, cercanía, etc.)
🔸 Emociones (tristeza, alegría, miedo, rabia, etc.)
🔸 Imágenes (paisajes, escenas, objetos, etc., que emergen a la conciencia al ocupar esa posición)
🔸 Pensamientos (ideas, frases, palabras que aparecen en la mente de la persona representante)
Todas son percepciones de las que nos percatamos por estar ocupando una posición específica. No pertenecen a la persona propiamente, sino a quién o qué está representando en ese momento.
Es básico en estas percepciones, percatarse de las diferencias que se notan cuando se cambia algún elemento de lugar. Si es peor, mejor, igual o distinto para el propio elemento o para algún otro que se sienta afectado. Se puede reconocer con claridad qué es mejor, sin necesidad de haber entrado en análisis causales o habituales enredos por racionalismo. Esto hace que los diagnósticos, los procesos o la generación de cambios pueda ser muy ágil.
Enfocado a la solución:
Siempre se trabaja para alcanzar un estado mejor que el inicial. No se trata de buscar las causas en el pasado, sino de encontrar la salida, la solución. Entendida esta como un estado mejor, una visión del siguiente paso posible, una información que faltaba, en fin, cualquier dato que permita mayor entendimiento, claridad o toma de decisiones para producir cambios a mejor.
Energético vivencial:
Es un trabajo que no se comprende teóricamente, se experimenta. La información y la comprensión se obtienen por participación. ¡Ni sospechamos todo el conocimiento que tenemos o del que somos capaces!.
Es viviendo la experiencia que se pueden tener las percepciones que generan la comprensión de las dinámicas y de los siguientes pasos posibles en cada contexto. Se vive “poniendo el cuerpo”.
¡A trabajar!