La vida es puramente sistémica, es una red que une todo lo existente a través de ese "Algo más grande" que podemos percibir y sentir cuando llevamos la conciencia al corazón y nos instalamos en el instante presente.
Esta conciencia de presencia en el chakra corazón permite salir del tiempo lineal tal y como lo conocemos en esta dimensión material en la que co-existimos como seres humanos.
Y es que precisamente de esto trata la gran maestría de esta dimensión, de unificar la parte Ser y la parte Humano que todos somos, es decir, de unificar cielo y tierra, masculino y femenino, para poder ver más allá de la limitación puramente humana.
Traspasando esa limitación nos encontramos fuera del tiempo y del espacio, en el vacío creador de las inifinitas posibilidades, donde tenemos la capacidad de ser co-creadores conscientes de nuestra realidad. Ésta es la verdadera libertad.
Tal y como explica Richard Bartlett en su libro "La física de los milagros. Cómo acceder a todo el potencial de la conciencia":
Es de vital importancia para nosotros, tanto a nivel individual como colectivo, comenzar a habitarnos desde el corazón convirtiéndolo en una práctica diaria si queremos ver una transformación real en este mundo donde la distorsión y el sufrimiento están aún muy extendidos.
Tenemos múltiples recursos a nuestro alcance para esta práctica cotidiana, como la meditación, la visualización, el baile, escuchar música con frecuencias coherentes con la vibración cardíaca, cualquier disciplina artística que nos conecte con esta energía, etc.
A mí personalmente me sirve mucho bailar y sonreír conscientemente con los ojos cerrados mientras agradezco lo que hay en mi vida en este momento.
También me gusta conectar en meditación con el corazón de la niña que fui/soy y que accedía y accede directamente a todas las posibilidades a través de la imaginación sin límites, a la magia infinita libre de condicionamientos. Instalada en ese corazón mágico me abro a sentir el corazón colectivo de todos los niños y niñas que fuimos y somos.
Esta es una energía que todos vivimos en nuestra infancia antes de que nuestra mente quedase limitada al "solo creo lo que veo y lo que mi mente conoce", y por lo tanto, ya "solo veo lo que creo". Una trampa ilusoria que impide la conexión con nuestra mejor versión.
Os animo a probar y a experimentar el acceso al vacío creador desde esa vibración para conseguir ver más allá de lo que nuestros ojos conocen.
Somos los soñadores de este sueño que es la vida y no el propio sueño; soñemos bonito.