Cuando comenzamos a ser conscientes de nuestro crecimiento personal, conectamos muchas veces con la creencia o la ilusión de que hay una meta a la que llegar, de que existe un final en ese recorrido evolutivo y que cuando lo alcancemos descansaremos finalmente en un paraíso de bienestar y calma.

Me río mucho recordando esas sensaciones en las que me sentía orgullosa de mí misma cada vez que liberaba o sanaba algo pensando que ya quedaba menos para llegar a mi meta personal en esta encarnación. Y es que esta es una ilusión que se nos repite a lo largo de nuestra vida en muchos momentos, también cuando nos toca vivir la calma en alguno de los ciclos inevitables de nuestra vida. Nuestro propio recorrido vital es cíclico, como todo lo existente, y tiene momentos de crisis y momentos de calma.

Precisamente, cuando nos acostumbramos a ese bienestar y a esa calma, pensamos que ya hemos llegado a nuestra meta personal de crecimiento y a menudo nos perdemos en ese océano de comodidad, hasta que una nueva situación complicada o una nueva época incómoda en nuestra vida nos vuelve a sorprender y nos desorienta totalmente dejándonos a la deriva con la sensación de no tener herramientas suficientes para afrontarlo.

Y aquí es precisamente donde debemos recordar que es una etapa más de nuestra evolución y que, al igual que los momentos de calma, ésta también es temporal. El momento de crisis se trasciende en cuanto instalamos algo nuevo en nuestra vida que nos permite ser creativos con esa dificultad para transformarla y así entrar en una nueva etapa de calma y bienestar.

Sí, el truco de la vida consiste en darnos cuenta de que todo es cíclico y evolutivo, de que todo en la vida es energía y que la energía está en movimiento constante.

Lo que nos toca es aprender a vivir y bailar  la incertidumbre

Para nuestro mayor bien procuraremos ir integrando nuevos recursos, abriéndonos a nueva información útil en nuestro presente para que las subidas y las bajadas inevitables no nos revuelvan el estómago y podamos disfrutar del viaje; un viaje de subidas, de bajadas y de momentos llanos

La clave para poder disfrutar en los momentos de bajada y que la situación no nos asuste demasiado, o no nos bloquee, está en el cambio de perspectiva interna de lo que está ocurriendo para no verlo como algo negativo, sino para percibirlo como un reto.

Y como todo reto lo que se nos pide es integrar un nuevo aprendizaje, conectar con un nuevo recurso, conectar con algo nuevo interno para poder aplicarlo en nuestra vida y así crecer y evolucionar. 

En cuanto tomamos el primer aliento en este plano estamos empujados por las fuerzas de la vida, de la naturaleza, y esas fuerzas llevan inevitablemente a la evolución. Por mucho que nos resistamos, nos empujan al crecimiento, y es precisamente cuando nos resistimos cuando cronificamos y empeoramos las dificultades en nuestra vida con enfermedades, accidentes, bloqueos en la relaciones, dificultades en el trabajo, etc. Cuanto más nos resistimos o más rechazamos la dificultad, más se alargan y endurecen esas situaciones contractivas.

Hasta que nos damos cuenta de cuál es el reto que nos pide la vida en esta ocasión y nos lanzamos al vacío probando a pensar, a sentir o a hacer algo diferente.

Eso es remar a favor de la vida y a favor del destino colectivo al que pertenecemos, nos guste o no lo que estemos viviendo en ese momento.  Estando dispuestos a encontrarnos con lo que hay en ese río de la vida y diciéndole a cada nuevo reto, “SÍ, ASÍ ES HOY”, y diciéndole a nuestro pasado, “SÍ, ASÍ FUE” y todo lo que fue, abrió camino a lo siguiente. Todo lo  que existe está al servicio de la evolución de la vida

Estamos en un momento colectivo en el que tenemos a nuestra disposición muchísimos recursos terapéuticos y de ayuda para la reconciliación interna de las heridas transgeneracionales y de la infancia, y para poder manejar la auto observación de una manera mucho más ligera que en las generaciones anteriores y es una oportunidad maravillosa para hacernos el viaje más ligero teniendo en cuenta los retos colectivos que nos tocan en esta época, que no son pocos.

Hacer consciente la red invisible que nos interconecta a todos es muy importante, tanto para sabernos acompañados en este viaje evolutivo, como para saber que somos un puntito muy pequeño que forma parte de una red muchísimo más amplia, y que estamos de alguna manera movidos por  algo más grande que nosotros. Solamente honrando y diciéndole sí a ese destino colectivo al que pertenecemos tendremos la oportunidad de vivir nuestro destino individual con un sentido propio y de libertad.

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Photo by Eugenia Maximova / Unsplash

La energía se dirige siempre hacia algo mejor, tiende al orden y a la homeostasis, aunque dé muchas vueltas en el camino. Confiar y dejarnos llevar por la energía hacia donde va y aprender en el camino no siempre nos resulta fácil… este es el reto, esta es la gran maestría. Y a cada uno de nosotros nos toca un recorrido diferente hacia esa misión de vida donde realmente sentimos que todo tiene un sentido y nuestro ser se puede desplegar, tanto en la comodidad como en la dificultad.

¿Quieres viajar más ligero?

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